La cultura de la paz en un mundo como el de hoy es más importante que nunca. Cuando la intolerancia aumenta, la crispación social acecha y la estabilidad política a nivel mundial se ve amenazada es más importante que nunca hablar de paz. Por esta razón, el pasado día 30 de enero, con motivo del Día Escolar de la No Violencia y la Paz, todo nuestro centro trabajó por crear un espacio de paz que arranca desde nosotros mismos.
Un abrazo por la paz
Desde Infantil a Secundaria, todos nuestros alumnos han abordado el trabajo por la paz. Desde tutoría pero también desde otras materias, el Colegio del Ave María está concienciado por crear un ambiente tolerante y sin violencia. Por esta razón, el Día Escolar de la No Violencia y la Paz es tan importante para nosotros. No sólo porque nos ayude a gestionar los problemas y conflictos de convivencia, sino también porque nos permite mejorar nuestras relaciones y crear un espacio de trabajo más fluido, dinámico y positivo.
Talleres con canciones y vídeos para los más pequeños, documentales y reflexiones sobre el mundo actual para los más mayores. La cultura de la paz se pudo trabajar el pasado día 30 desde muchas ópticas y perspectivas. Pero todas con un único fin. Además de todas estas iniciativas, conjuntamente todos nuestros alumnos colgaron cintas y lazos con mensajes de reflexión personal sobre la paz en todos nuestros árboles. Un símbolo de abrazarnos juntos con la naturaleza por un mundo mejor, libre de violencia.
¿Cómo trabajar por la paz desde casa?
Trabajar por espacios libres de violenta y libres de actitudes negativas, poco pacíficas, es cosa de todos. Por esta razón, desde el Equipo de Pastoral nos mandan algunas pequeñas sugerencias para trabajar desde casa sobre esta cuestión.
El Equipo de Pastoral del Ave María San Isidro recomienda poner en práctica cuestiones que él mismo, como profesor, aplica en el aula. Sin embargo, nos advierte cómo esto también podemos hacerlo en casa, como un hábito saludable para mejorar la convivencia y la gestión de conflictos:
El semáforo de las emociones: deberemos interiorizar un sistema sencillo de tres colores que identificaremos a tres formas de proceder. El color rojo nos obliga a parar: debemos pensar en que nuestro corazón necesita un alto y frenar los impulsos. El color amarillo, en cambio, nos invita a pensar sobre aquello que nos agita o nos hace actuar de forma contraria para poner un límite. El verde, por su parte, nos compromete a hacer y mejorar en actos sencillos y cotidianos que mejoren la convivencia.
La silla de los problemas: es importante tener en casa un lugar donde poder hablar en familia. Por esta razón, deberemos localizar un espacio o elemento, como una silla, donde nos obligue a situarnos todos alrededor y hablar y reflexionar en grupo. Aquí, en familia, podremos compartir nuestros problemas y buscar, entre todos, la mejor forma de resolverlos.